33 Días camino hacia Belén. Sal de Tú Cielo «Día 11» (P. Guillermo Serra L.C.)


Sal de tu Cielo: Día 11

Viernes 2 de Diciembre

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«Camina en la oscuridad»

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Y entenderás entonces que Dios tiene una misión para ti,

que te ama y que te envía.

¡Despierta, escucha, no duermas!

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Camina en la oscuridad

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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Breve silencio para ponerse en presencia de Dios,

rogando a María Santísima sea nuestra compañera

y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

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ORACIÓN CAMINO A BELÉN

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Querido niño Jesús:

Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración.

  Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso.

Pensarte es quererte y quererte es buscarte.

Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero.

Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre,

sostenido por  el auxilio del Espíritu Santo,

para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

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CITA

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Sin ver en esta noche, siendo purificado, escucharás mejor tu nombre… Y entenderás entonces que Dios tiene una misión para ti, que te ama y que te envía. ¡Despierta, escucha, no duermas, Dios te envía con amor para predicar el Amor! (Sal de tu Cielo, Cap. 2.16)

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REFLEXIÓN

Todos tenemos la certeza de que al terminar la noche, el sol se levantará sobre el horizonte trayendo con él un nuevo día. Tal vez no tengamos la seguridad de poder verlo, pero sabemos que sucederá, que es una ley de la naturaleza que se cumple sin interrupción.

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Muchas veces he pensado ¿cómo habrán sido tus noches, Jesús? Te pienso dormido en total paz siendo arrullado en brazos de María; o tal vez lleno de expectación de saber que irías por primera vez al templo, con edad suficiente para hablar con los maestros de la ley sobre lo que tu Padre te ha revelado. Noches de satisfacción después de haber obrado milagros y corroborado la fe que te confesó la hemorroísa o el centurión; o noches de alegría después de haber compartido la mesa con los discípulos a quienes llamaste amigos. Pero siempre, noches llenas de la presencia de tu Padre.

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Jesús… Tú y yo sabemos que también hay noches oscuras, noches sin luna, noches nubladas en las que no se puede contar estrellas. Y no puedo olvidarme de esa noche en la que pediste a tus amigos más cercanos que velaran contigo y no pudieron; de la noche que pasaste preso con la angustia anticipada de tu Pasión inminente; o de la noche que pasó tu Cuerpo sin vida en un frío y solitario sepulcro.

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Jesús, ahora me pides que te acompañe en esta noche. Sólo Tú sabes lo que me pides y por qué. A mí solo me queda confiar en que Tú me amas, que eres fiel y que al final de ella podré contemplar el amanecer tomado de tu mano.

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ORACIÓN 

SIN TI, SEÑOR, YO NO PUEDO

Combatir el buen combate de la fe

Correr la carrera más importante de mi vida

Alcanzar la meta final

Sin ti Señor, yo no puedo

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En el camino de la vida sigo

como testigo de tu luz

Gritando esperanzas a un mundo sordo

Sin ti, Señor, yo no puedo

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No me dejes en esta singular aventura

Aunque me crea fuerte

y alcance el éxito humano

Sin ti, Señor, yo no puedo

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No solo no puedo sin ti, Señor

es más, no debo, no quiero, no sé

Cansado estoy de confiar en mis fuerzas

Sin ti, Señor, yo no puedo

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Te entrego hoy mi debilidad y mi cansancio

Compañeros de camino incómodos

¿No serán tus aliados y tus mejores trofeos?

Sin ti, Señor, yo no puedo

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Abandonarse en tu corazón y allí vivir escondido

es el mejor sendero

Nada temo, nada quiero

Sin ti, Señor, yo no puedo

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Del libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra L.C.

 

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PROPÓSITO

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Esta noche, velaré contigo Jesús.

Cuando todo sea silencio

y mis preocupaciones comiencen a llenar mi cabeza,

confiaré en las promesas de Dios

y las ofreceré en un acto de abandono a su voluntad.

Mañana, cuando haya luz y piense con mayor claridad,

escribiré en qué situaciones de mi vida creo que “no puedo” para  entregártelas a ti, Jesús, diciéndote:

“Sin ti, Señor, no puedo; Contigo, sí puedo”

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Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.


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