Nuestra Señora de los Dolores : 15 de Septiembre


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Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor.

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¡Oh dulce fuente de amor!

La Madre piadosa estaba

junto a la cruz, y lloraba

mientras el Hijo pendía;

cuya alma triste y llorosa,

traspasada y dolorosa,

fiero cuchillo tenía.

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¡Oh cuán triste y afligida

estaba la Madre herida,

de tantos tormentos llena,

cuando triste contemplaba

y dolorosa miraba

del Hijo amado la pena!

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¿Y cuál hombre no llorara

si a la Madre contemplara

de Cristo en tanto dolor?

¿Y quién no se entristeciera,

Madre piadosa,  si os viera

sujeta a tanto rigor?

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Por los pecados del mundo,

vio a Jesús en tan profundo

tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado

que rindió desamparado

el espíritu a su Padre.

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¿Oh dulce fuente de amor?

hazme sentir tu dolor

para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,

mi corazón abrazado

más viva en él que conmigo.

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Y porque a amarlo me anime

en mi corazón imprime

las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,

divide conmigo ahora

las que padeció por mí.

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Hazme contigo llorar

y de veras lastimar

de sus penas mientras vivo;

porque acompañar deseo

en la cruz, donde lo veo,

tu corazón compasivo.

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¡Virgen de vírgenes  santas!,

llore  ya  con ansias tantas

que el llanto dulce me sea;

porque su pasión y muerte

tenga en mi alma de suerte

que siempre sus penas vea.

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Haz que su cruz me enamore

y que en ella viva y more

de mi fe y amor indicio;

porque me inflame y encienda

y contigo me defienda

en el día del juicio.

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Haz que me ampare la muerte

de Cristo,  cuando en tan fuerte

trance, vida y alma estén;

porque, cuando quede en calma

el cuerpo,  vaya mi alma

a su entera gloria. Amen.


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