¿Cuál es la devoción al Inmaculado Corazón de María?


Inmaculado Corazón de María

El sábado posterior al Sagrado Corazón de Jesús celebramos el Inmaculado Corazón de María. En algunos lugares también lo llaman el sagrado Corazón de María.
La Virgen María entregó su corazón junto con el de Jesús en la Cruz. Así se manifestó en el más alto grado el amor con que siempre vivió.
En 1912, el papa Pío X aprobó la devoción al Corazón Inmaculado de María, como reparación a las ofensas que continuamente se hacen en contra de la Madre de Dios. Hay cinco ofensas que se cometen directamente en contra de la Madre de Dios:

1) Blasfemias en contra de su Inmaculada Concepción.
2) Blasfemias en contra de su virginidad.
3) Blasfemias en contra de su Divina Maternidad, rehusando al mismo tiempo reconocerla como Madre de todos los hombres.
4) Blasfemias de aquellos que públicamente buscan sembrar en los corazones de los niños indiferencia o desprecio, o aún odio a la santísima Virgen.
5) las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus santas imágenes.

En 1925 la Virgen le dijo a Lucía (una de los tres pastores de Fátima):
«Dile a todos aquellos que, por cinco meses, en el primer sábado de mes se confiesen, reciban la santa Comunión, recen el rosario y me guarden compañía durante quince minutos meditando en los quince misterios del Rosario, en espíritu de reparación, les prometo asistirlos a la hora de su muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas. Si la gente hace lo que pido, muchas almas se salvarán».

Corazón Inmaculado de María
La Gran Promesa
del Corazón Inmaculado de María

A todos aquellos que durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen (1), reciban la Sagrada Comunión, recen cinco decenas del Rosario y me hagan quince minutos de compañía meditando sobre los quince misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación.

El 10 de diciembre de 1925, la Santísima Virgen se le apareció a Lucía de Fátima, y a su lado, suspenso en una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. La Santísima Virgen puso su mano en el hombro de Lucía y, mientras lo hacía, le mostró un Corazón rodeado de espinas que ella tenía en la otra mano. Al mismo tiempo, el Niño Jesús le dijo:

«Ten pena del Corazón de tu Santísima Madre, que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos en cada momento le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas».

Luego la Santísima Virgen le dijo:

«Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas, que los hombres ingratos en cada momento le clavan, con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, haz por consolarme, y dí que a todos aquellos que durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen cinco decenas del Rosario y me hagan quince minutos de compañía meditando sobre los quince misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación».

(1) La confesión puede ser unos días antes.

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