LA NOCHE BUENA


LA  NOCHEBUENA

 

La importancia de la Nochebuena.

¿En dónde?… ¿En compañía de quién?… ¿Agradeciendo qué?… ¿Cómo la voy a vivir?…

 

La Nochebuena,

 llamada así porque es noche de paz y amor,  es la vigilia o tiempo de vigilar,  es la espera de un acontecimiento relevante.

 

La importancia

De esta noche bendita es la de preceder a la Navidad y la Navidad tiene la importancia de iniciar la redención.


¿En dónde vamos a pasar la Nochebuena?

 

En la Iglesia primero,  recordamos que no es una fiesta particular, no es pasarla bien con los que queremos, ¡tenemos que estar presentes en nuestra Iglesia! acudamos a la casa del Padre para reunirnos con toda la comunidad y agradecer en conjunto que Dios ha nacido. ¡Aleluya!.

Así como los pastores fueron elegidos y pudieron acompañar a la Virgen María y a San José en el portal de Belén,  nosotros pasemos parte de la vigilia,  en la Iglesia.

Si es una fiesta universal,  la tenemos que celebrar con muchas personas,  ¡con las que más se pueda,  quitémonos de individualismos!.  La verdadera fiesta es en la Iglesia celebrando como lo que somos,  la gran familia del Padre.

Después cada familia regresará a su hogar y a las doce de la noche,  al finalizar la espera y empezar el día 25,  día de Navidad,  ¡todo será alegría,  pues al fín nos ha nacido el Redentor!.

 

En nuestro país se le llama a la misa de medianoche «Misa de gallo», pues indica que todos los fieles nos reunimos en el templo para aguardar dicho acontecimiento.  Pero cuando nos es imposible permanecer tan tarde en la Iglesia,  podemos rezar y festejar íntimamente en casa y asistir a Misa hasta el día 25.  Pero sin asistir a nuestra Iglesia,  no tendría sentido ni la cena de Nochebuena,  ni la comida de Navidad,  convertiríamos una celebración trascendente,  substancial y profunda,  en pretexto para pasarla bien… y a veces ni para eso…

Cuando  oímos frases como… tengo que pasarla con mis desagradables parientes… me tocó regalarle a alguien que yo no quiero… a mí la Navidad no me dice nada…  es que no sabemos a «donde ir»,  desconocemos el por qué y el para qué de la Navidad y nos quedamos en el «donde cenar».

¿En compañía de quién?

 

 En primer término con:  la familia de Nazareth,  en segundo lugar con nuestra familia,  o si estamos muy solos podemos visitar a los necesitados de compañía.  ¿Parece  obvio para nosotros verdad?.  Pero hay quien por intereses de negocios o compromisos,  quiere aprovecharse del espíritu fraternal de la Nochebuena para hacer relaciones sociales o quedar bién con el jefe.

¿AGRADECIENDO QUÉ?

 

  Que Dios se ha hecho Hombre para salvarnos.

En una familia tan grande siempre habrá quien este enfermo,  quien haya perdido un esposo o esposa,  a su padre o madre,  un hermano,  un hijo o un amigo,.. quien haya sufrido el abandono de un ser querido o le haya ido muy mal económicamente,  pero para los que sufren y para los que ya no están con nosotros. ¡Son para los que nació Jesucristo!.

El hecho de agradecer su Nacimiento,  nos ayudará a superar lo que no fue tan agradable,  lo que nos falta o lo que perdimos.

Nuestro corazón puede estar triste,  pero si en verdad sabemos amar, dejaremos los malos recuerdos para otro día y esa noche daremos gracias a Dios por su amor infinito,  por la propia vida  y porque es Navidad.  Si por el contrario,  no hemos sufrido alguna de esas penas,  con mayor razón se justifica nuestro empeño de ser felices,  muy felices esta Navidad y hacer todo lo posible por que los demás también lo sean.

¿Cómo vamos a lograr vivirla con sentido?

 

Informándonos, perdonando,  preparandonos humanamente,  sin prisas,  viviendo a contra corriente.

La Gloria Celestial es para todos los que quieran salvarse,  para los niños y los que sean como niños…(punto 526 del Catecismo de la Iglesia Católica)  «Hacerse niño» con relación a Dios es la condición para para entrar en el Reino (cf  Mt 18, 3-4);  para eso es necesario «nacer de lo alto» (Jn 3, 7),  «nacer de Dios» (Jn 1,13)  para  «hacerse hijos de Dios»  (Jn  1, 12).  El   Misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo «toma forma» en nosotros (Ga  4, 19).  Navidad es el Misterio de este «admirable intercambio»:

 

Podemos festejar cenando en Nochebuena o comiendo en Navidad con toda la familia,  arrullando al niño que acaba de nacer,  cantando villancicos,  felicitándonos y hasta dándonos regalos,  vamos a vivirla según nuestro  estilo.

…Si cuando estamos reunidos jamás cantamos,  jugamos o bailamos  ¿no será que nos está faltando saber festejar las fiestas?…  Me puedo imaginar a la Sagrada Familia cuando cantaban,  bailaban,  rezaban,  jugaban,  meditaban y se amaban,  seguro tenían su estilo y así lo debemos tener nosotros.

 

…De nosotros depende darle sentido  a la Navidad o frustrarnos…

 

Del único modo que no podemos pasar la Nochebuena,  es como la pasaron los habitantes de Belén:  escogidos  entre muchos por amor,  para nacer entre ellos y no captarlo o aceptarlo.

 

…¡Jesús,  qué no seamos tan necios como los habitantes de Belén!…

 


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