¿Quién es San Gabriel Arcángel?


El Horizonte se extiende:  otros esplendores nos son indicados por el Cielo.

El rezo del Ave María nos recuerda a otro gran 

Arcángel:  San Gabriel.

 

Que fue elegido para ser enviado sobre la tierra con el fin de ansiar el inexplicable misterio de la Encarnación del Hijo del Dios:  fue el primero en dirigir a María el saludo que millones y millones de fieles repiten muchas veces al día:

 “Dios te salve María, llena eres de Gracia…”

Su nombre significa:  ”Mi poder es Dios” o  ”Poder de Dios”,

Como para decir que en lo más elevado de la creación,  la Encarnación es el signo supremo del Padre Omnipotente.

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Al Arcángel Gabriel lo encontramos sobre todo en el magnífico relato del anuncio de la Encarnación de Dios  a María, como nos lo refiere San Lucas (Lc 1,26-38).  Gabriel es el mensajero de la Encarnación de Dios.  Llama a la puerta de María y,  a través de él,  Dios mismo pide a María su «si»  a la propuesta de convertirse en la Madre del Redentor:  de dar su carne humana al Verbo eterno de Dios,  al Hijo de Dios.

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En  repetidas ocasiones el Señor llama a las puertas del corazón humano.  En el Apocalipsis dice al «Ángel»  de la Iglesia de Laodicea y, a través de él, a los hombres de todos los tiempos:  «Mira que estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi Voz y me abre la puerta,  entraré en su casa y cenaré con él y él  Conmigo» (Ap 3,20).  El Señor está a la puerta,  a la puerta del mundo y a la puerta de cada corazón.  Llama para que le permitamos entrar:  la Encarnación de Dios,  su hacerse carne,  debe continuar hasta el final de los tiempos.

Así,  frente al pedido hecho por muchas personas destacadas,  que ejercen su actividad en las telecomunicaciones,  usando de la plenitud el poder apostólico, constituimos  y declaramos al Arcángel San Gabriel,  Patrón Celeste ante Dios de esta profesión,  de sus especialistas y empleados,  atribuyéndole todos los honores y privilegios  litúrgicos que pertenecen regularmente a los patrones principales,  pues este Arcángel trajo al género humano sumergido en las tinieblas y desesperando casi de su salvación,  el anuncio largamente anunciado de la Redención de los hombres.

Fuente:Periódico Sagrada Familia

 


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