Juan Pablo II será elevado a los altares el próximo I de Mayo, seis años y un mes después de su muerte, ocurrida el 2 de Abril de 2005. El primer domingo después de Pascua, una jornada dedicado por el propio Wojtyla a la «Divina Misericordia», Juan Pablo II será beatificado en una ceremonia en la Plaza de San Pedro.
El anuncio lo ha realizado el Vaticano tras dar a conocer que esta mañana Benedicto XVI, durante una reunión con Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las causas de los Santos, ha autorizado a ese dicasterio a promulgar el decreto sobre el milagro cuya realización se atribuye a la interseción de Juan Pablo II.
El milagro en cuestión tiene como protagonista a Sor Marie Simon-Pierre, una religiosa francesa de 44 años que padecía una forma muy agresiva de mal de Parkinson, la misma enfermedad que sufrió Karol Wojyyla.
A causa de esa enfermedad, la monja se vió obligada a dejar su trabajo en la sección de maternidad de un hospital de Aries. Pero inexplicablemente, en junio del 2005 el mal remitió, después de que las hermanas con las que covivía rezaran a Juan Pablo ll, recién fallecido, para que la ayudara.
Anteriormente había que esperar cinco años desde la muerte de una personapara poder iniciar su proceso de canonización. Pero Benedicto XVI, que nunca ha ocultado que considerara un santo a su predecesor, derogó esa norma.
Desde el día de su muerte los fieles pedían que el Papa Juan Pablo II fuera llevado a los altares.
Aunque hay catalogados 251 supuestos milagros por intercesión de Juan Pablo II, el postulador de la causa, el sacerdote polaco Slawomir Oder, eligió la curación de la monja Francesa.
Benedicto XVI firmó el decreto durante la audiencia que concedió este viernes en el Vaticano al prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato, que le entregó toda la documentación del proceso de beatificación, una vez que los pasados días los 30 purpurados y obispos que forman parte de ese dicasterio aprobaran un milagro por intercesión de Juan Pablo II.
El proceso se abrió el 28 de junio de 2005 y comenzó en Roma, ciudad en la que murió y de la que fue obispo durante 26 años y medio.
La causa se abrió por deseo de Benedicto XVI, sin esperar a que transcurrieran cinco años de su muerte, como establece el Código de Derecho Canónico y como ocurrió con la Madre Teresa de Calcuta.
El anuncio fue acogido con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito «santo súbito» (santo ya) que desenas de miles de personas corearon aquel día de abril del 2005.
Para permitir una mayor afluencia de fieles, los restos mortales del Papa serán trasladados días antes de la beatificación desde las Grutas Vaticanas (Cripta de la Basílica de San Pedro), donde está enterrado, en una capilla del Templo Vaticano.
El ataúd de Juan Pablo II será colocado bajo el altar de esa capilla, que se encuentra en la parte derecha del templo, entrando a la Basílica de San Pedro, entre la que acoge a la «Piedad», de Miguel Angel, y la Capilla del Santísimo.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo hoy que el ataúd no será abierto, sino trasladado directamente desde las grutas vaticanas a la capilla de San Sebastián, que ya aparece cubierta con una gran lona y han comenzado los trabajos de restauración.