.
.
Con un corazón de hijo,
.
con el deseo de pertenecer más enteramente a Dios,
.
te hago esta consagración, Madre mía,
.
en el centenario de tus apariciones en Fátima,
.
y estando aquí presente, en tu casita de Guadalupe,
donde nos cubres a todos bajo tu mirada tierna y protectora.
.
Me uno a ti y te ofrezco la posesión de mí mismo
.
para que tú adhieras todo mi ser al Señor.
.
Sé que con esta consagración me comprometo a seguir tu camino,
.
que es camino del amor que se entrega sin límites.
.
.
Acepto por anticipado todas las renuncias que lleva consigo,
.
y te prometo con la gracia de Dios,
.
no quejarme de las exigencias de esta entrega total
.
ni rehusar los sacrificios que me pide el Señor.
.
.
Te pido alegría para fomentar mi generosidad,
.
para que mi consagración sea un camino gozoso hacia el Padre
.
por medio de tu Hijo Jesucristo, siempre protegido y motivado por tu amor.
.
.
Madre Santísima, al ofrecerme a ti con esta consagración,
.
te confío todo lo que poseo y todo lo que soy, todo lo que el Señor me ha dado.
.
Te entrego mi inteligencia para que se llene como la tuya,
.
del Misterio de Cristo, y para que comprenda, gracias a Él, todas las cosas.
.
Te entrego mi voluntad, para que se dirija únicamente hacia el bien,
.
y se fortalezca contra todas las desviaciones y tentaciones.
.
.
Te entrego mi corazón, para que lo animes con un inmenso amor,
.
sincero y generoso, que no se busque a sí mismo.
.
.
Te entrego mi cuerpo y mis sentidos,
.
para que vivan en la pureza y ayuden a mi alma a encaminarse al Señor.
.
Te entrego mi libertad para que se libere de la servidumbre de las pasiones
.
y escoja siempre lo que agrada a Dios.
.
Te entrego mis preocupaciones y mis temores,
.
para que se pierdan en la seguridad de Dios, que es mi Padre Bueno y Vigilante.
.
Te entrego mis deseos y mis esperanzas,
.
para que fijos en el Señor, se cumplan plenamente.
.
.
Te entrego mis penas y mis alegrías,
.
para que se conviertan en la pena y en la alegría de Jesús, mi Redentor.
.
.
Virgen de Fátima, que bajaste de los cielos con el rosario en las manos
.
como una red salvadora y con el corazón al descubierto para que no pudiésemos resistir,
.
no permitas que me separe de ti,
.
y llévame de tu mano cariñosa hacia Aquel que tiene Palabras de Vida Eterna.
.
.
María, Madre de Guadalupe, estoy frente a ti,
.
mírame con tu ternura y repíteme muchas veces al oído:
.
“¿No estoy aquí que soy tu Madre? ¿Qué puedes temer?»
.
.
¡Sé tú la Reina de mi vida y de mi conducta;
.
gobierna todo lo mío, para que todo sea del Señor!
.
Gracias Madre. Amén.
.
*P. Guillermo Serra, L.C.*