¡Cristo Resucitó!


Resurrección del Señor:  24 de Abril

El  Señor  le  dice  a  Santa  Matilde:   «Todo   el  cielo y  la  tierra estaban  a  mi  servicio en  mi  Resurrección».

 

Matilde  pregunta:

«¿Cómo  te  sirvió  el  Cielo?

«Todos  los  espíritus  Angélicos  vinieron  a  rendirme  homenaje».

Al instante  a  Matilde   le  parece contemplar  una  inmensa  multitud  de  Ángeles  que  formaban  en  torno  al  sepulcro  como  un  muro  desde  la  tierra  hasta  el  Cielo;  y  dice  al  Señor:

«Los   Ángeles que  en  tu  Nacimiento  cantaron:   Gloria  a  Dios  en  el  Cielo (Lc 2, 14), ¿qué  te  cantaron  cuando  Resucitaste?»

Responde  el  Señor:   «¡SANTO  SANTO,   ES  EL  SEÑOR  DE  LOS   EJÉRCITOS!  Toda  la  tierra  está  llena  de  tu Gloria (Is 6,3);  ¡Vamos,  vamos!  ¡Cantemos  jubilosos   al  Señor,  cantemos  al  que  mora  en  un  trono  elevado».

 

Entonces Matilde dijo  al  Señor:   ¡Vamos,  Amado mío,  enseñame con qué perfume puedo ungirte,  amador de mi alma»

 

Le responde el Señor: «Toma la  suavidad  inexplicable  que  desde  toda  la  eternidad fluye  de  mi  Divino  Corazón  hacia el Padre y el Espíritu  Santo  y  elabora  con ella un vino;  luego  toma  aquella  dulzura  con  la  que  fue  edulcorado el Corazón virginal de mi Madre por encima  de  todos  los  demás  corazones,  y  elabora con  ella una  miel  dulcísima;  recibe,  finalmente  aquel  fervor  que  sentía  antes  de  mi Pasión,  que  me  inflamaba  en  un deseo  ardientísimo, en  una  Devoción  y  Amor  incontenible,  y  confecciona  el  bálsamo  más  precioso»

Al instante le pareció tener un frasco lleno de unguentos aromáticos que emitían gran perfume, con él ungió al Señor según el deseo de su Corazón,  y besó sus Llagas.  Así,  escuchó al Señoñr que le decía:

«Mira,  he  Resucitado  y  aún  estoy contigo.  Permaneceré siempre a tu lado. Has puesto sobre Mí tu mano,  es decir, la intención de todas tus obras.

Si deseas alabarme,  glorificarme  unida aquella dignísima Gloria con la que me glorifica Dios Padre con su Omnipotencia,  unido al Espíritu Santo.  en comunión con la altísima Gloria con que inescrutable  Sabiduría Glorifico al Padre y al Espíritu Santo.  El mismo Espíritu ensalza al Padre y a Mi con su inmensa Bondad».

 

Entonces  Matilde  contempla  a  la  Santísima  Virgen de pie sosteniendo con la mano derecha a su  Hijo virginal.  La túnica de la Virgen estaba esmaltada de tréboles y escudos brillantísimos.   En los tréboles veía significada la excelencia de la adorable Trinidad, que habita corporalmente en Cristo con toda Sabiduría (Col 2,9).

Por los escudos,  que tenían su parte puntiaguda hacia la tierra y su parte ancha hacia arriba,  entendía cómo la sobriedad de la Vida y la Pasión de Cristo habían terminado llegando a buen fin,  pues el Gozo y la Gloria conseguidos a través de ellas obtuvieron el triunfo eterno de una gloria deslumbrante  e  ilimitada en el Reino Celestial.

El Señor tenía también una espléndida corona.  De  ella colgaban escudos  con  cruces  brillantes,  cada una emitía  cinco  rayos  de  luz,  Entonces dijo el Señor:  «Vengo  preparado para ofrecerles un banquete.  Quiero  servirles  cinco  platos  en  esta  cena.

  1. El   gozo  que  experimenta  la  Divinidad, en  mi  humanidad  y la  humanidad en mi Divinidad.
  2. El  gozo  que  experimenté  cuando  me  inundó  el  amor  por los  sufrimientos  de   mi Pasión, hasta  embargar,  con el flujo de su dulzura,  todos los miembros de mi Cuerpo con una alegría indescriptible.
  3. El gozo  que experimenté al presentar a mi Padre, en una danza indescriptible la prenda preciosisma  de mi Alma y todas las a almas que redimí.
  4. El  gozo  que me  inundó  al  concederme  mi  Padre  pleno Poder, para  regalar,  enriquecer  y  premiar  a  tantos  amigos  míos,  comprados con tanto trabajo y a tan alto precio (1Co 6,20)

El  gozo  que  sentí  cuando mi  Padre  asoció  para  siempre  a  mí  Trono  a los redimidos  por Mí, para  que  sean  ya  para  siempre  coherederos  y comensales en mi mesa.  Los reyes comparten  la mesa con sus amigos,  pero terminado el banquete se  separan  de nuevo.  Mis amigos  tendrán  su  morada perpetua Conmigo allí doonde estoy Yo (Jn 14,3)

 

A cualquier persona que traiga  a  mi  memoria  el  recuerdo  de  estos  gozos,  le  concederé,   por  el  primer  gozo,  gustar  mi  Divinidad  antes  de  morir;   por  el  segundo,  el  don  del  conocimiento;   por el tercero,  presentaré  su  alma  a mi  Padre en el último  instante  de  su  vida;  por   el  cuarto,  le  concederé  el  fruto  de  la  participación  en mi  Pasión  y  en  todos  mis  trabajos;  por  el  quiento,  le  concederé  la  alegre  comunión  de  los  santos.

 

Entonces  Matilde  compuso  la  siguiente  oración:

Te alabo,  adoro,  ensalzo,  glorifico  y  bendigo buen Jesús,

por aquel inexplicable  gozo  que  experímentaste en la Resurrección,

cuando tu beatísima  Humanidad  recibió  la  Glorificación  del  Padre,

y  en  ella  concedió  a todos  los  elegidos  la  glorificación  eterna  en  su Divinidad.

Por ese  inexplicablegozo te pido,  oh amantísimo Mediador  entre  Dios  y  los  hombres

(1 Tm 2,5)  conserves  incontaminada  esta  misma  caridad  que  ahora  me  concedes,

para  que  la  reciba  con  alegría  el  día  del  juicio.  Amén.

 

Te  alabo,  adoro,  ensalzo,  glorifico y bendigo  buen  Jesús,

por  aquel  gozo  inexplicable  que  experimentaste  cuando  un  Amor

inestimable  te  trajo  desde el  seno del Padre a  este  mundo  y te  sometió

a todos  los trabajos  y  miserias,  y  que además  llenó en  la  Resurrección

todos  tus  miembros  de  honor  y  alegria  incomparables,  como  los había

cubierto  en la  Cruz  de  dolores  insoportables.

Te  pido por este gozo enexplicable,  oh  amantísimo Mediador  entre Dios  y  los  hombres

me concedas  la Luz  del  entendimiento  y  la  Ciencia  del  alma,

para  saber  en  todo  momento  lo  que te agrada.  Amén.

 

Te  alabo,  adoro,  ensalzo  glorifico  y  bendigo  buen  Jesús,

por  aquel  gozo  indesscriptible  que  experimentó  tu Alma Santísima,

al presentarse  a Dios  Padre  como  precio  y garantía  de Eterna Redención,

en  unión  con la  innumerable  multidud  de  las  almas  de  todos  los  Biensventurados

que   te  segían  en  danza  indescriptible ,

sacadas  de  las  mazmorras  del  seno  de  Abraham.

 

Te  pido  por  este  gozo  indescriptíble,

oh amantísimo  Mediador  entre  Dios y  los  hombres;  seas  Tú  mismo,

a  la hora  de  mi  muerte,

garantía  y  precio  que  pague  todas  mis  deudas.

Juez  Santísimo,  haz  que  Dios  Padre  se  me  muestre  favorable,

llevame  gozosa  a  tu  Presencia.  Amén.

 

Te  alabo,  adoro,  ensalzo  glorifico  y  bendigo  buen Jesús,

por  aquel  gozo  extraordinario  que  experimenté,

cuando  el  Padre  te  otorgó  pleno  Poder  para  premiar,

enriquecer  y  honrar  según la  grandeza  de  tu  Generosidad,

a  todos  los  seguidores  y  amigos ,

a  los  que  libraste  del  poder  tiránico  con  tu  Glorioso  triunfo.

Te  pido,  por  este  gozo  extraordinario,

oh  amantísimo  Mediador  entre  Dios  y  los  hombres,

me  hagas  partícipe  de  todas  tus  obras  y  trabajos,

de  tu bienaventurada  Pasión  y  gloriosa  Muerte.  Amén.

 

Te  alabo,  adoro,  ensalzo  glorifico  y  bendigo  buen Jesús,

por  aquel  maravilloso  gozo  que  experimentaste,

cuando  Dios  Padre  te  entregó  todos  tus  amigos  para poseerlos

como  herencia  eterna,

cumpliéndose  así  tu  humildísima  petición  y  tu  Voluntad,

cuando  dijiste:  Quiero,  Padre,  que  donde  esté  Yo,

esté  también  mi  servidor (Jn 17,24),

para  que  el  gozo  y  el  bien  que  Tú  mismo,

esté  también  en  ellos  sin  fin.

Te  pido,   por  este  maravilloso  gozo,

oh  amantísimo  Mediador  entre  Dios  y  los  hombres,

me  concedas  la  compañía  de  todos  tus  Bienaventurados  elegídos,

para  poseerte  a  Tí  en  comunión  con  Ellos,

como  mi  Único  Gozo  y  todo  Mi  Bien,

ahora  y  en  la  eternidad. Amén

 

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ROSTRO REAL DE JESÚS

Fuente:  Libro de la Gracia Especial de Santa Matilde de Hackebor

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