LA VIRGEN MARÍA
Sin Pecado original, como privilegio de Dios a la futura Madre del Redentor, nace 15 años antes que el Mesías, una bellísima niña, la Virgen María.
Dulce y sencilla sin par es la Virgen, femenina y delicada pero no frágil, pues no ha habido otra mujer tan fuerte como María.
Es tal su fortaleza, que en Belén pudo sostener en sus brazos a Jesús y compartirlo con los hombres y pudo también al pie de la cruz recibirlo en sus brazos después de muerto… cuando los hombres se lo devolvimos porque no supimos cómo tratarlo… (punto 149 del Catesismo de la Iglesia Católica)
149: Durante toda su vida, y hasta su última prueba (cf Lc. 2,35), cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el «cumplimiento» de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe.
¿Y si la Virgen no hubiera aceptado?…
¡Pero aceptó! La Inmaculada Niña que respondió SI al ángel (Lc. 1, 26-35), acepta la dicha de ser madre del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo, sabiendo del dolor de dar a luz a un mártir, destinado al peor de los sufrimientos, destinado a una muerte injusta, una muerte de Cruz (Lc. 1, 28-38) También sabía que aceptaba el riesgo de ser repudiada por José y el peligro de morir apedreada por el pueblo, al concebir un hijo en tales condiciones (Mt. 1, 18-19), Pero aún así dice SI para gloria de toda la humanidad y asume libremente todas las concecuencias.
Aún llamada por el Ángel, bienaventurada de todas las generaciones (Lc. 1, 46-49), la servicial jovencita se olvida de sí misma y se pone en camino para ir a ayudar a su prima Santa Isabel, (la futura Madre de San Juan Bautista) que también esperaba a su primogénito, pero a muy avanzada edad. (Lc. 1, 39-49).
¿Quién de nosotros sabemos abandonarnos así a la Voluntad de Dios, tanto como para ir adonde nos necesitan sin importarnos que nuestra vida corra peligro?…
Cómo me gusta pensar en el abandono de María a la Providencia Divina.
¡Pero me gusta más pensar… que ese viaje de la Virgen, fue la primera procesión de «Corpus Christi»! la primera procesión del Cuerpo de Cristo en el Cuerpo de su Madre, ¡¡en la preciosísima custodia que jamás ha sido, ni será igualada!!
La Virgen es prudente por excelencia, admirablemente obediente, ¡es nuestra Madre! Si amamos a Cristo, si somos cristianos, no podemos dejar de venerar a Aquella que mereció llevarlo en su seno.
Pensar en la Virgen es quererla; hay muchos libros que nos hacen conocerla: Todo lo escrito sobre Ella, nos hace amarla y valorarla.
La Virgen María, es la protagonista del Adviento. Su SI, engendra nuestra esperanza.
Es la Bienaventurada porque:
(«Bienaventurados los pobres»…) y Ella supo ser pobre,
(«Bienaventurados los humildes»…) y grande fue su humildad,
(«los que lloran»…) porque con su llanto, riega el árbol de la Cruz,
(«Los que tienen hambre y sed de Justicia»…)
(«Los misericordiosos»…) porque pide para nosotros justicia misericordiosa,
(«Los puros de corazón»…) porque sus Corazón pudo albergar al Corazón traspasado de su Hijo Jesucristo,
(«Los pacíficos»…) porque trabaja e intercede por la paz,
(«Los perseguidos»…) porque fue perseguida a causa de su Hijo.
¡Bienaventurada porque en Ella se cumplen los planes de Dios! (lC. 1, 45-48).
.
…No es difícil imaginar a la Virgen, –cuando llegado el momento del advenimiento–María ve a su esposo José, después toma en sus brazos al Niño y brota de su corazón y de sus labios el primer villancico navideño…
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=j-hRjg9xqT8[/youtube]