En su  Nacimiento  lo que  celebramos cada año el 25 de diciembre,  es Él,  el protagonista de la Navidad y es Él,  el personaje más importante.  Nuestro corazón y nuestro hogar se preparan especialmente para recibirlo.

–Parece increible que el Creador de todo,  haya nacido en un portal o que más tarde no tuviera donde reclinar la cabeza. (Mt. 8, 20).

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En Belén,  Jesucristo al fin niño,  no echaría de menos lo que faltaba,  no notó la humanidad de ese lugar ni sintió la dureza del pesebre,  pues tenía los corazones de José y María latiendo al unisono del suyo,  el fuego de su amor calentaba el tiernísimo cuerpo del Recién Nacido compensándolo todo.  …Ojalá que cuando nosotros lo recibamos en la comunión,  nuestra alma esté mejor dispuesta ¡que sea un lugar más digno que un pesebre!…

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Desde los primeros días de Diciembre,  se guardan los adornos del lugar más importante de la casa,  para colocar el pesebre que le sirvió de cuna.  Una vez que se prepara el lugar para el «nacimiento»,  hay quien empieza a colocar a los demás personajes,  a los animalitos,  estellas,  casas,  luces y ríos,  pero dejan vacio el lugar del Niño Dios.

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Esta es una bella tradición,  el lugar está preparado,  pero al Niño no se «le acuesta» hasta Nochebuena cuando la familia ha regresado de la Iglesia,  se encuentran reunidos y se le han nombrado unos padrinos,  entonces pasean al niño Dios por toda la casa y entre arrullos y villancicos lo «acuestan» a media noche.

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Otras personas desde el día que preparan el portal o la cueva lo dejan ahí,  pues no resisten prescindir de su dulce imagen.

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Se acuesto o no al Niño Jesús todo el mes o hasta Nochebuena,  lo que no podemos perder de vista,  es que Él es,  el origen de la Navidad y no el arbolito o los adornos que a veces ocupan los principales lugares o recursos económicos del hogar.

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La imagen del Niño Jesús y todo lo que lo rodea son tan maravillosos,  que artistas de todos los siglos lo han tratado de representar:  en madera,  porcelana,  barro,  pasta,  lienzos,  murales,  escritos,  escenificadores teatrales y cinematográficas.

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…Gracias;  porque eres Dios,  eres el Creador de todo,  eres nuestro Señor,  eres el Cristo, el Mesías,  el Redentor y tú que eres Amor,  nos dejas admirarte como Niño…

¡¡Gracias Niño Dios!!

 

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