El Escapulario de la Virgen del Carmen


El Escapulario de la Virgen del Carmen

 

Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen o alguna otra medalla es señal de fe en su intercesión  poderosa y símbolo de nuestra alianza con Ella,  El uso del escapulario del Carmen ha de ir acompañado de una disposición consciente y devota,  a la par de unas prácticas  de piedad marianas que pueden reducirse  –si no se llegó a otras más largas–  a las   TRES   AVES  MARÍAS   de la noche.  En la ceremonia de imposición, el sacerdote recuerda que se debe recibir  «impetrando  a  la  Santísima  Virgen  que,  con  su  gracia   de Dios,    LO LLEVES SIN  PECADO te defienda de toda adversidad y te conduzca a la vida eterna»

 

El Origen del Escapulario de Nuestra Señora del Carmen

Se remota al año 1251,  fecha en que se apareció la Virgen a San Simón Stock,  Inglés,  a quién dijo:   «Recibe,  queridísimo hijo,  este escapulario en prenda de mi alianza y como privilegio para tí y para todos los que lo usen.   El que muera vistiendo éste hábito no padecerá el fuego eterno».   Más tarde,  en una aparición al Papa Juan XXII,  MANDÓ QUE SE HICIERA SABER A CUANTOS LLEVASEN EL  ESCAPULARIO»  que  saldrían del Purgatorio el Sábado siguiente a su muerte»  (Privilegio sabatino).

 

Nota:  El fiel que por primera vez lleva el Escapulario,  debe recibirlo con imposición y bendición hechas por el sacerdote.  Al reponer el Escapulario,  por pérdida o destrucción,  basta la bendición de cualquier sacerdote.   El Escapulario de tela puede  cambiarse por una medalla escapulario de metal con la condición que ésta tenga una cara la imagen de Nuestro Señor  Jesucristo y,  en la otra,  la imagen de la Santísima Virgen.

 

LAS TRES AVES MARÍAS

 

No acostarnos nunca sin rezar con devoción   tres veces       el  Avemaría, es costumbre que puede valernos  para que  nuestros últimos pensamientos vayan hacia María que vela nuestro sueño y,   con  su  poder,   puede alejarnos al enemigo de nuestra alma y de nuestro cuerpo.    Repetimos pausadamente y con devoción las palabras que fueron pronunciadas por el Arcángel Gabriel y por Santa  Isabel,  y por las palabras del «Santa  María»  que le compuso,  con veneración la Iglesia.

 

Es muy recomendable rezar de rodillas las tres Avemarías  cada noche — al acostarse y,   cada mañana al levantarse,  añadiendo al final esta breve oración:

 

«Oh  María,  por  vuestra  pura  e Inmaculada Concepción,

haced   puro  mi  cuerpo  y  santa  el  alma  mía»

(San Alfonso María de Ligorio).

Fuente:  Libro Curso de Teología La Santísima Virgen María

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