Sor Lucía como Carmelita, vivió una vida normal -una entre las demás-, poniendo el lema ¡ «Por fuera como todas;
por dentro como ninguna!. No era de salud no muy robusta, habiéndole acompañado siempre la anemia, pero como
tenía una fuerte virtud, no era quejica, ni dramatizaba las situaciones. Hasta el fin, encaró las dificultades físicas, sin
dramatismos y siempre de humor.