Tercera parte del «secreto» de Fátima


Llegamos a la tercera parte del «secreto» de Fátima

Sor Lucía ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su interpretación.

Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del «secreto» hemos descubierto la de «salvar las almas», así como la palabra clave de este «secreto» es el triple grito: «Penitencia, Penitencia, Penitencia»!. Viene a la mente el comienzo del Evangelio: «Conviértanse y crean en el Evangelio» (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la Fe, Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo Sor Lucía me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la Fe, en la Esperanza y en la Caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto.

Examinemos ahora más de cerca cada imagen. El Ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes similares en el Apocalipsis.

Representa la amenaza del juicio que está sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia.

De ese modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inalterable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del fruto, de la cual nada podría cambiarse. Toda la visión tiene lugar en realidad sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mostrar una película sobre el futuro ya fijado de forma irremediable. Su sentido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien.

Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalistas del «secreto». La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos.

Tomemos ahora cada una de las imágenes que siguen en el texto del «secreto» El lugar de la acción aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y, finalmente, una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las cuales el hombre destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más extrema. Sobre la montaña está la Cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación: se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma

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