Novena a Nuestra Señora de Fátima : Tercer día


img247

.

TERCER DÍA:

.

Danos el Don y el Espíritu

de la Oración, la gracia de ser fieles

en el cumplimiento.

.

.

¡Oh Dios mío!

Yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen,

no adoran, no esperan y no os aman.

.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!

Yo os adoro profundamente

y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los tabernáculos del mundo,

en reparación de los ultrajes con que

El es ofendido;

y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón

e intercesión del Inmaculado Corazón de María,

os pido la conversión de los pecadores.

.

Oración preparatoria

.

 

Oh santísima Virgen María,

Reina del Rosario y Madre de misericordia,

que te dignaste manifestar en Fátima

la ternura de vuestro Inmaculado Corazón

trayéndonos mensajes de salvación y de paz.

Confiados en vuestra misericordia maternal

y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón,

venimos a vuestras plantas

para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor.

Concédenos las gracias que necesitamos

para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor,

y la que os pedimos en esta Novena,

si ha de ser para mayor gloria de Dios,

honra vuestra y provecho de nuestras almas.

Así sea.

.

Oración de este día

.

 

¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!,

que te apareciste en Fátima

teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario,

y que insistentemente repetías:

«Orad, orad mucho»,

para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan.

Concédenos el don y el espíritu de oración,

la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar,

haciéndolo todos los días,

para así poder observar bien los santos mandamientos,

vencer las tentaciones y llegar al conocimiento

y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.

.

Oración final

.

 

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección,

nos mereció el premio de la salvación eterna!

Os suplicamos nos concedas que,

meditando los misterios del santísimo rosario

de la bienaventurada Virgen María,

imitemos los ejemplos que nos enseñan

y alcancemos el premio que prometen.

Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

.

 .

 


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.