33 Días camino hacia Belén: Sal de Tú Cielo «Día 10» (P. Guillermo Serra L.C.)


Sal de TÚ Cielo «Día 10»

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Jueves 1 de Diciembre 2016

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«Camina en soledad»

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.

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ORACIÓN CAMINO A BELÉN

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Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este rato de oración.  Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por  el auxilio del Espíritu Santo,  para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

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CITA

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María asume su soledad en actitud orante y por eso, lo que en principio se ve como la “ausencia” del Hijo que muere, se trasforma en una “presencia”, incluso más real que la física, a pesar de ser espiritual. (Sal de tu Cielo. Cap. 2.15)

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REFLEXIÓN

La soledad es una sensación muy familiar y duele. He experimentado no sólo la soledad física, sino la del corazón. He sentido que no soy conocido o comprendido; que nadie me acompaña en mis momentos de temor o dificultad, en mis proyectos e incluso en la vivencia de mi fe. Es un poco irónico pues en la actualidad solemos estar rodeados y en contacto con muchas personas, en medio de un ruido constante.

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Hoy quisiera detenerme a pensar: ¿cuántas veces se habrá sentido sola María? Humanamente sola, al recibir el anuncio del ángel y saber que no sería fácil que le creyeran, o al no poder contarle a nadie la profecía de Simeón sobre la espada que atravesaría su alma. Sola al quedarse sin el apoyo incondicional y protección de San José y más sola que nunca al pie de la cruz o el día previo a la Resurrección.

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¿Cómo soportó tanta soledad? Solo encuentro una respuesta: jamás estuvo sola. La soledad aparente en realidad era presencia de Dios y de su Hijo en su corazón. Desde el momento de la Encarnación, Jesús se quedó para siempre en ella, la llena de gracia, la dichosa por haber creído.

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Jesús me prometió estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo y desde el bautismo soy habitado por el Espíritu Santo. Además me regaló a su madre antes de morir. No, nunca estoy solo, pero quizá no he aprendido a encontrar esa presencia. Presencia que no se limita a los Sacramentos sino que se da en cada oración, en cada  acontecimiento de mi vida.

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Pediré a María que me permita ver con los ojos del corazón para poder ver a Jesús a mi lado, donde siempre se encuentra.

 

ORACIÓN

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NO TE CANSES MADRE

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Una Madre como tú no se cansa:

De esperar al que se aleja

de abrazar al que llora

de acariciar al que está herido

de consolar al que es débil

de sonreír al triste

de fortalecer al que es tentado

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No te canses Madre mía, no te canses

Que en mí hay un niño que te necesita

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No te canses, Madre santa

Que en mí hay un peregrino que sigue tus pasos

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No te canses, Madre Pura

Que en mí hay un corazón inquieto por amar

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No te canses, Madre fiel

Que en mí hay un discípulo que quiere aprender

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Una petición, una sola: no te canses

María, vela mis pasos con paciencia

entre tantas espinas que encuentro en mi camino

Si te miro, brotan con tus lágrimas de Madre

rosas bellas que adornan tu corazón

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Gracias Madre, por enseñarme que el dolor con amor

es perfume que se eleva a Dios

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Del libro Jesús a mi alma, P. Guillermo Serra L.C.

 

PROPÓSITO

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El día de hoy haré un esfuerzo consciente por evocar la presencia de Jesús a mi lado durante todo el día: en mi trabajo, mi descanso, mis ratos de oración y especialmente en los momentos que más me cuesten. Al final del día, escribiré en mi carta: Gracias Jesús, por ser mi compañero de camino; Gracias María por no haberte cansado de acompañarme y enseñarme a recibir a Jesús.

 

Autor: Padre Guillermo Serra, L.C.

 


Una respuesta a “33 Días camino hacia Belén: Sal de Tú Cielo «Día 10» (P. Guillermo Serra L.C.)”

  1. Es excelente, en mi caso me llega y entiendo lo que debo hacer, llamar a mi madre Mariay decirle que yo tambien soy hijo suyo y con mi promesa de no olvidarme de ella, de los Arcangeles y mi Padre Dios todo poderoso. Gloria a Dios en el Cielo.

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