Mensaje de la Santísima Virgen para Hacer la Consagración Por Nuestra Nación Al Sagrado Corazón de Jesús y Al Inmaculado Corazón de María


HERMANOS, LES COMPARTIMOS EL CORREO QUE NOS LLEGÓ PARA QUE EL 12 DE DICIEMBRE, DESPUÉS DE NUESTRA COMUNIÓN HAGAMOS LA CONSAGRACIÓN POR NUESTRA NACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA. CON LAS CONSAGRACIONES ANEXAS DE SAN JUAN PABLO II. GRACIAS A LA RESPUESTA DEL CARDENAL NORBERTO RIVERA, ANTE EL GRAVE PECADO DEL ABORTO EN MÉXICO. PREPARARNOS UN DÍA ANTES CON LA CONFESIÓN PARA ESTAR EN GRACIA. JESÚS Y SANTA MARÍA DE GUADALUPE LOS BENDIGAN. DE ANTEMANO GRACIAS POR SU RESPUESTA. 450px-virgen_de_fatima

 

HERMANOS,

LES COMPARTIMOS EL CORREO QUE NOS LLEGÓ PARA QUE EL 12 DE DICIEMBRE,

DESPUÉS DE NUESTRA COMUNIÓN HAGAMOS LA CONSAGRACIÓN POR NUESTRA NACIÓN

AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.

CON LAS CONSAGRACIONES ANEXAS DE SAN JUAN PABLO II.

GRACIAS A LA RESPUESTA DEL CARDENAL NORBERTO RIVERA,

ANTE EL GRAVE PECADO DEL ABORTO EN MÉXICO.

PREPARARNOS UN DÍA ANTES CON LA CONFESIÓN PARA ESTAR EN GRACIA.

JESÚS Y SANTA MARÍA DE GUADALUPE LOS BENDIGAN.

DE ANTEMANO GRACIAS POR SU RESPUESTA.

.

« Madre de los hombres y de los pueblos,

Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas,

Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal,

entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo,

acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón

y abraza con el amor de la Madre y

de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo,

y, al mismo tiempo,

a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial.

Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que,

con todo afecto a ti, Madre, confiamos.

Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad,

el tiempo de la verdad,

de la justicia y de la esperanza ».

.

« Y por eso, oh Madre de los hombres y de los pueblos,

Tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas,

tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal,

entre la luz y las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo,

acoge nuestro grito que, movidos por el Espíritu Santo,

elevamos directamente a tu corazón:

abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro,

que te confiamos y consagramos,

llenos de inquietud por la suerte terrena

y eterna de los hombres y de los pueblos.

.

De modo especial confiamos y consagramos a aquellos hombres y aquellas naciones,

que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagración.

.

¡“Nos acogemos a tu protección, Santa Madre de Dios”!

¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades! ».

. .

Acto seguido,

el Papa  Juan Pablo II continúa con mayor fuerza y con referencias más concretas,

comentando casi el triste cumplimiento del Mensaje de Fátima:

.

« He aquí que, encontrándonos hoy ante ti,

Madre de Cristo, ante tu Corazón Inmaculado,

deseamos, junto con toda la Iglesia,

unirnos a la consagración que, por amor nuestro,

tu Hijo hizo de sí mismo al Padre cuando dijo:

“Yo por ellos me santifico,

para que ellos sean santificados en la verdad” (Jn 17, 19).

Queremos unirnos a nuestro Redentor

en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual,

en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón

y de procurar la reparación.

.

El poder de esta consagración dura por siempre,

abarca a todos los hombres, pueblos y naciones,

y supera todo el mal que el espíritu de las tinieblas

es capaz de sembrar en el corazón del hombre

y en su historia; y que, de hecho,

ha sembrado en nuestro tiempo.

.

¡Oh, cuán profundamente sentimos la necesidad de consagración para la humanidad

y para el mundo: para nuestro mundo contemporáneo,

en unión con Cristo mismo!

En efecto,la obra redentora de Cristo

debe ser participada por el mundo a través de la Iglesia.

.

Lo manifiesta el presente Año de la Redención,

el Jubileo extraordinario de toda la Iglesia.

.

En este Año Santo,

bendita seas por encima de todas las criaturas,

tú, Sierva del Señor,

que de la manera más plena obedeciste a la llamada divina.

.

Te saludamos a ti,

que estás totalmente unida a la consagración redentora de tu Hijo.

.

Madre de la Iglesia:

ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe,

de la esperanza y de la caridad.

Ilumina especialmente a los pueblos

de los que tú esperas nuestra consagración

y nuestro ofrecimiento.

Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo

por toda la familia humana del mundo actual.

.

Al encomendarte, oh Madre, el mundo,

todos los hombres y pueblos,

te confiamos también la misma consagración del mundo,

poniéndola en tu corazón maternal.

.

¡Corazón Inmaculado!

Ayúdanos a vencer la amenaza del mal,

que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy

y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre la vida presente

y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro.

.

¡Del hambre y de la guerra, líbranos!

.

¡De la guerra nuclear,

de una autodestrucción incalculable

y de todo tipo de guerra,líbranos!

¡De los pecados contra la vida del hombre desde su primer instante, líbranos!

¡Del odio y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!

¡De toda clase de injusticias en la vida social, nacional e internacional, líbranos!

¡De la facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!

¡De la tentativa de ofuscar en los corazones humanos la verdad misma de Dios,líbranos!

¡Del extravío de la conciencia del bien y del mal, líbranos!

¡De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos!, ¡líbranos!

Acoge, oh Madre de Cristo,

este grito lleno de sufrimiento de todos los hombres.

Lleno del sufrimiento de sociedades enteras.

.

Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo a vencer todo pecado,

el pecado del hombre y el « pecado del mundo »,**

el pecado en todas sus manifestaciones.

.

Aparezca, una vez más,

en la historia del mundo el infinito poder salvador de la Redención:

poder del Amor misericordioso.

Que éste detenga el mal.

Que transforme las conciencias.

Que en tu Corazón Inmaculado se abra a todos la luz de la Esperanza».4

. .

Sor Lucía confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración

correspondía a los deseos de Nuestra Señora

(« Sim, està feita, tal como Nossa Senhora a pediu,

desde o dia 25 de Março de 1984 »:

« Sí, desde el 25 de marzo de 1984,

ha sido hecha tal como Nuestra Señora había pedido »:

carta del 8 de noviembre de 1989).

Por tanto, toda discusión,

así como cualquier otra petición ulterior, carecen de fundamento.

.

En la documentación que se ofrece,

a los manuscritos de Sor Lucía se añaden otros cuatro textos:

1) la carta del Santo Padre a Sor Lucía, del 19 de abril del 2000;

2) una descripción del coloquio tenido con Sor Lucía el 27 de abril del 2000;

3) la comunicación leída por encargo del Santo Padre en Fátima el 13 de mayo actual

por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado;

4) el comentario teológico de Su Eminencia el Card. Joseph Ratzinger,

Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

.

Una indicación para la interpretación de la tercera parte del « secreto »

la había ya insinuado Sor Lucía en una carta al Santo Padre del 12 de mayo de 1982.

En ella se dice:

.

« La tercera parte del secreto se refiere a las palabras de Nuestra Señora:

“Si no [Rusia] diseminará sus errores por el mundo,

promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia.

Los buenos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá mucho,

varias naciones serán destruidas” (13-VII-1917).

.

La tercera parte es una revelación simbólica,

que se refiere a esta parte del Mensaje,

condicionado al hecho de que aceptemos o no lo que el mismo Mensaje pide:

“si aceptaren mis peticiones,

la Rusia se convertirá y tendrán paz;

si no, diseminará sus errores por el mundo, etc.”.

.

Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este llamamiento del Mensaje,

constatamos que se ha cumplido,

Rusia ha invadido el mundo con sus errores.

Y, aunque no constatamos aún la consumación completa del final de esta profecía,

vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella a grandes pasos.

Si no renunciamos al camino del pecado,

del odio, de la venganza,

de la injusticia violando los derechos de la persona humana,

de inmoralidad y de violencia, etc.

.

Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga;

al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo.

Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino,

respetando la libertad que nos ha dado;

por eso los hombres son responsables ».5

.

La decisión del Santo Padre Juan Pablo II

de hacer pública la tercera parte del « secreto » de Fátima

cierra una página de historia,

marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad,

pero impregnada del amor misericordioso de Dios

y de la atenta premura de la Madre de Jesús y de la Iglesia.

.

La acción de Dios, Señor de la Historia,

y la corresponsabilidad del hombre en su dramática y fecunda libertad,

son los dos Corazones sobre los que se construye la historia de la humanidad.

.

La Virgen que se apareció en Fátima

nos llama la atención sobre estos dos valores olvidados,

sobre este porvenir del hombre en Dios,

del que somos parte activa y responsable.

Tarcisio Bertone, SDB

Arzobispo emérito de Vercelli Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

EL « SECRETO » DE FATIMA

PRIMERA Y SEGUNDA PARTE DEL « SECRETO »

EN LA REDACCIÓN HECHA POR SOR LUCÍA

EN LA « TERCERA MEMORIA » DEL 31 DE AGOSTO DE 1941

DESTINADA AL OBISPO DE LEIRIA-FÁTIMA

.


Cancel

  .

Primera Consagración de Santa Margarita María Alacoque al Sagrado Corazón de Jesús.

Consagracion al Sagrado Corazón de Jesús

 Yo ofrezco al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo mi persona, mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, y no quiero servirme de ninguna parte de mí ser, sino para amarle, honrarle y glorificarme. Esta es mi voluntad irrevocable; pertenecerle en absoluto y hacerlo todo por su amor, renunciando de corazón a cuanto pueda desagradarle. Te elijo, ¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, el áncora de mi salvación, el remedio de mi fragilidad e inconstancia, para que seas el reparador de todos mis defectos y mi seguro asilo en la hora de mi muerte, Sé, pues, ¡oh bondadísimo  Corazón mi justificación con Dios Padre y aparta de mí el rigor de su justa  indignación, ¡Oh Corazón amoroso! En Ti únicamente espero y confío; porque todo lo temo de mi debilidad y malicia, más todo lo espero de tu misericordia. Aleja, pues, de mí cuanto se te resista y te desagrade, y haz que tu purísimo amor se imprima tan profundamente en  mi corazón, que jamás  pueda olvidarte ni separarme de Ti

Te suplico por tu misma bondad, escribas mi nombre en Ti mismo, puesto que mi dicha y mi gloria  quiero cifrarla en vivir y morir como esclava tuya.

Amén.  .


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.