Sagrado Corazón de Jesús: 15 de Junio


Ámame solamente a  Mí

 

Ámame con todo tu corazón,  no con el amor que amas a tus hijos,  ni con el que amaste a tus padres,  sino con un amor superior a todos esos, de suerte que me ames más que a cuantas cosas  hay en el mundo;  porque Yo, soy tu Señor y Creador, y quise que todos mis miembros fueran atormentados por ti,  y de tal manera lo haría otra vez,  si fuera posible por tu amor.

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Imita y sigue mi humildad, que siendo Rey de la Gloria y de los Ángeles,  quise ser cubierto con vestiduras viles para que se burlaran de Mí;  desnudo estaba y atado a una columna, y no hubo burla ni blasfemia que mis oídos no escucharan.

 

Antepón siempre Mi voluntad a la tuya, porque María, mi Madre y tu Señora,  toda la vida quiso lo que Yo quise.  Sí haces esto,  tu corazón estará en el Mio y lo abrasaré con Mi Amor, como se inflama y abrasa del fuego un leño muy seco.

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Así,  Yo llamaré el vacío de tu alma y estaré en ti de tal manera,  que te serán amargas todas las cosas temporales, y todos los deleites de la carne te parecerán veneno.  Descansarás en el brazo de mi Deidad,  donde no hay gozo alguno de carne,  sino que todo es gozo de espíritu, porque el alma que esto goza está bañada dentro y fuera de esta alegría, de tal modo, que no le da lugar a pensar ni desear otra cosa.

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Por tanto,  ámame solamente a Mí,  y tendrás todo lo que desees de manera abundante y sobrada.  ¿Acaso no está escrita la historia de aquella viuda a la que no le faltó aceite para su sustento,  hasta que el Señor proporcionó agua a la tierra,  como lo había dicho el Profeta Eliseo? (Cfr. 2R 4, 1-7).   Yo soy el verdadero Profeta: si crees en Mis Palabras y haces lo que te mando,  no te faltarán  aceite,  es decir,  gozo y alegría por siempre jamás.

Yo  soy tu Dios y Señor a quién tú veneras.

Yo soy el que conservo y sustento el cielo y la tierra,  sin que tengan cimientos ni columnas en que sostenerse.

Yo soy el que cada día bajo la apariencia de pan soy sacrificado en el Altar, siendo Dios y hombre verdadero.

Honra  a mi Padre, ámame a Mí, obedece al Espíritu Santo, ten a mi Madre por tu Señora,  venera a todos los Santos;  guarda la Fe;  verdadera humildad,  la cual consiste en que tengas y manifiestes ser  quien eres,  y des a Dios la gloria por los bienes y beneficios que te hace.

 

Si tú te decides a amarme con todo tu corazón,  y no deseas otra cosa sino a Mí,  Yo seré  como un imán que con mi Amor te atraeré a Mí;  y te servirá a Mí;  y te servirá mi Brazo de almohada y defensa, y es tan Fuerte,  que cuando está doblado no hay quien lo extienda,  y cuando está extendido no hay quien lo doble;  es tan dulce y suave, que sobrepasa todas las cosas, y no tiene comparación con él todos los gozos del mundo.

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Yo Soy Dios y Señor de los Ángeles.

Yo soy Señor de la vida y de la muerte, y

Yo mismo quiero habitar en tu corazón .  Mira el altísimo Amor  que te tengo.  Cielos y tierra y todo cuanto hay en ellos,  no pueden abarcarme;  y a pesar de eso, quiero habitar en tu corazón,  que solamente es un pedazo de carne.

 

¿ A quién podrás temer ni qué necesitar, teniendo dentro de ti al Poderosísimo Dios, en quien está todo Bien?

 

Y para que sepas cómo has de adornar tu corazón para que habite Yo en él,  hay de tener tres cosas: 

 

Lugar donde descansemos,

sillas en que nos sentaremos

y luz con que nos alumbremos.

El Lugar de quietud para descansar,  equivale a que te tranquilices, respecto a los malos pensamientos y deseos mundanos, y a que consideres siempre el gozo eterno del Cielo.

Las sillas deben se la voluntad de permanecer Conmigo;

pues es contra la virtud  el estar siempre de pie; y se dice que el hombre está siempre de pie, cuando tiene siempre la voluntad de estar con el mundo,  y nunca de sentarse Conmigo.

 

La luz ó lumbrera debe ser la Fe, con la que creas que Yo todo lo puedo,  y que Soy Omnipotente sobre todas las cosas.

 

Fuente: Revelaciones de Santa Brigida

 


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