El abandono de la propia voluntad


Camino de Comunión con Dios

 

El Abandono  es el acto más perfecto de amor a Dios que un alma pueda producir …

El que da a Dios su voluntad se da a si mismo y da todo…

Esta es la manera más noble.  más perfecta y más pura de amar…

 

El abandono consiste en una amorosa,  entera y entrañable sumisión y concordia de nuestra voluntad con la de Dios en todo cuanto disponga o permita de nosotros,  no obstante,  el abandono en las manos del Señor requiere de sufrimiento,  pero debe ser llevado con amor y con la confianza en que Dios nos esta purificando para unirnos a Él.  Esta unión,  no puede darse si no nos despegamos de nosotros mismos,  si no curamos nuestro orgullo y no nos sometemos a Él con espíritu dócil y con decisión firme a abandonar nuestra voluntad para que Él pueda gobernar nuestra vida,  de ahí que su fundamento se encuentre en la caridad,  pues es una donación del ser,  aun cuando los propios sentimientos por causa de las situaciones que vive la persona no sean fáciles de dominar y sí se quiere  «abandonarse en Dios»,  habrá de dejarse de lado cualquier otra cosa que sea contraria a la voluntad de Él,  y aun a pesar del orgullo y el temor,  confiar en que lo que Dios tiene planeado para nosotros,  será mucho mejor que lo que nosotros pudiésemos planificar.

 

Sin embargo,  el abandono no solo es  «dejar a Dios actuar en nuestra vida» sino que como toda relación,  es necesaria la interacción de los involucrados,  y si Dios ha puesto su parte al dotarnos de la gracia necesaria para poder  «sufrir abrazados de la cruz» ahora toca a sus hijos corresponder a su plan amoroso,  pues  Él espera que todos nos salvemos,  y nos ha dado las herramientas  necesarias para lograrlo.

 

«La vía para la  salvación consiste  en hacer su voluntad,  en ser lo que Él quiere que seamos»

La  Fe nos hace conocer a Dios y nos muestra la debilidad de nuestra condición humana,  más la conformidad y el cumplimiento de la voluntad de Dios adhiere aún mas directa e íntimamente nuestra voluntad con la de Él,   poniendo el alma al servicio completo del Soberano Dueño,  para lo cual se debe tomar en cuenta que la voluntad de Dios se manifiesta particularmente de dos maneras:

 

1-   La Voluntad de Signo: es decir,  Los Mandamientos de Dios y de la Iglesia,  los consejos  y  las inspiraciones  de  la  gracia;    esta es la forma más explicita que Dios nos deja de cómo debemos conducirnos,  pues su amor y su gracia quedan al alcance de quienes cumplan con lo que Él pide,  así como al pueblo de Israel se lo manifestó,  hoy Dios nos indica expresamente el camino que nos conduce a El,  y muestra que el obra con rectitud y conforme a su palabra es el camino seguro hacia su reino.  Tal como lo hiciera con el pueblo elegido,  pues a un a pesar de las tribulaciones,  y  las batallas a librar durante su vida,  el brazo poderoso de Dios siempre se mantuvo a su lado,  aun en los momentos más difíciles,  y con proeza los libró de los  peligros.   Cuando  los hijos  del Señor escuchan su palabra y confían en ella,  a pesar de lo difícil que parezca,  Dios escucha sus plegarias   y  las  atiende  como  Padre  amoroso.

 

2-   La voluntad  de  Beneplácito: Consiste en someterse a todos los acontecimientos providenciales queridos o permitidos por Dios para nuestro mayor provecho  y santificación,  quien  confía  en  Dios  no quedará defraudado, pues  su  amor  no  falla,  cada acto de nuestra vida es un acto libre,  pues Dios nos ha liberado para que cocientes  de nuestro ser,  lo busquemos… de la misma manera que Él nos busca y nos muestra su presencia cada día.  Dios se comunica y manifiesta su amor y voluntad a través de los acontecimientos que surgen día con día,  pues es un Dios que acompaña a sus hijos y se mantiene en contacto con el fin de guiarnos.

 

Sabemos que el abandono no siempre es fácil,  pues nuestra cultura,  nuestra educación,  e incluso el modo de desenvolvernos en la sociedad nos motiva a ser  «dueños de nuestra propia voluntad»,  para que sin ataduras gocemos de lo que tenemos a nuestro alcance,  pero es necesario reconocer que no podemos solos,  que necesitamos de la gracia divina,  para ser realmente libres,  y estar consientes de nuestra limitación.   para confiar y abandonarnos aun en los momentos más difíciles,  pues Dios no quiere que nadie se pierda,  sino que todos nos salvemos,  y sus planes son sabios y rebasan nuestro entendimiento,  pero en momentos difíciles es cuando se muestra el real abandono,  y  mediante el desprendimiento de nuestra desconfianza,  aprenderemos a confiar y sentiremos la presencia de Dios en nuestras vidas;  pues el abandono nos hace reconocer nuestra nada y esperarlo todo de Él,  dejando que sea Él quien conduzca nuestra vida y Él quien nos lleve a la santidad y a experimentar los beneficios que tal acto nos da:

 

1.   Intimidad con Dios. Se funda en una confianza llena de humildad ante Dios.  Al depositarnos confiadamente como un niño en las manos de  su madre,  haciendo que con ello,  se una el alma a su creador.

 

2.-   Sencillez y libertad. El alma que se abandona a la voluntad de Dios es sencilla,  ya este sana o enferma,  con tiempo o este ocupada,  sea alagada o humillada,  lo recibe todo venido de las manos de Dios,   pues confía con sencillez en la providencia,  y deja con libertad actuar a su Señor.  El alma encuentra su libertad,  en cumplir y aceptar lo que Dios le mande.   Ya que su libertad consiste en querer todo lo que Dios quiere,  sin inclinarse voluntariamente a otro lado,  sin detenerse a considerar sus propios deseos;  consiste de ante mano en todo lo que le acontezca,  de manera que llega un punto en que se voluntad esta tan unida a la de Dios,  que acepta con gran libertad todo lo que es venido de su parte,  El abandono nos libera de los hombres y de nosotros mismos,  deseando complacer sólo a Dios.

 

3 –  Constancia y sinceridad.  «El que ama  verdaderamente a Dios,  debe conservar inviolablemente este amor en cualquier estado que se halle…  Cierto que sería muy poco amor el que solo durase el tiempo que Dios os colma de toda especie de beneficios. (S. Ambrocio).  Llegando el alma a confiar tanto en Dios que no se engríe si hay triunfos no se abate si hay derrota,  pues teniendo todo como venido de Dios,  se lanza con espíritu fuerte a realizar la voluntad de Él.

 

4-  Paz y alegría. Ellas construyen aquí en la tierra la verdadera felicidad.  y es proporcionada al alma,  que se abandona completamente a Dios.  El alma al estar conforme a la voluntad de Dios encuentra reposo,  y aunque este pasado por numerosas pruebas,  es semejante a un río caudaloso,  en que no se turba por muy dura que sea la corriente pues esta consciente que todo es venido de las manos de Dios.

 

5  –  Muerte  santa y valimiento  cerca de Dios. El abandono nos asegura una buena muerte,  pues  como dice Santa Teresita del Niño Jesús:

«Yo  no  he  dado  a  Dio  sino  mi  amor,  Él me devolverá amor.  Él cumplirá todos mis deseos en el cielo,  porque yo no he hecho jamás mi voluntad en la tierra.»

El alma abandonada a la voluntad de Dios espera la muerte como el momento en que su alma reposará para siempre en los brazos de su dueño.  Abandonada en Dios acepta este momento,  sin temor a que el Señor la desamparará.

 

Por lo tanto,  podemos concluir,  que el abandono es unión total y conformidad a la voluntad de Dios  hasta el extremo de estar dispuestos de antemano a dejar todo y recibir con amor todo lo que Él mande;  confiar y esperar tranquilamente los acontecimientos que Él ha destinado para nuestra salvación y luego aceptarlos con sumisión fiel y amorosa.  Dios es Supremo Rey y como tal,  tiene autoridad para disponer de nosotros como Él desee.  Él puede probarnos tanto exterior como interiormente,  por eso, es necesario que nuestro ser esté  desapegado de todos estos bienes para que esté pronto a responder conforme  a su voluntad y así al final de nuestro peregrinar por la tierra lleguemos a formar con Dios un solo ser.

 

Fuente: Visión Católica

 


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