El silencio de María


Juan Pablo ll,  emocionado ante la imagen milagrosa

De la Virgen  «APARECIDA» del Brasil.

Juan Pablo ll,   exclamó:

«Madre y Señora, escondida y callada entre la multitud,

Solamente rompiste tu silencio para decir

«HACED LO  QUE  EL  OS  DIGA».

Tú que meditabas callada en tu corazón todo lo que escuchabas,

rompe de nuevo tu silencio y díle a todos  y cada uno de los cristianos:

«HACED  LO  QUE  JESÚS  OS  DIGA».

No lo que a cada uno se le ocurra o se le antoja,  sino lo que Jesucristo

dice  en  el  Evangelio,  porque mucho más efectivo que las técnicas,

las estrategias y las ideologías modernas son las palabras salvadoras

del  Único  capaz  de  salvar  las  almas».

 

El mejor sermón de María,  su único sermón seguirá siendo siempre  «haced lo que Jesús os diga«.  De resto  Ella  permaneció  callada  y  seguirá  en  silencio.

¿POR QUE TANTO SILENCIO DE MARÍA?  Hay   unas  razones  de primerísimo  orden  que  conviene  recordar.

  • Cuanto más nos acercamos al Espíritu Divino más  aumenta el  silencio.  Dicen que comprender a otra persona es de gustar de sus mismos silencios.  María gustaba de los mismos silencios de Dios. Nosotros  deberíamos  gustar de los mismos silencios de María.

 

  • Solamente callando  se aprende a hablar bien,  Quien tiene que dar una charla y no se prepara en el silencio,  hablará más de la cuenta.  No tuvo paz  para  saber lo que tenía que podar en su discurso.  Cuanto más clara está  la  verdad,   menos palabras se  necesitan  para decirle.  Solamente  sabrá  hablar  bien  quien  sepa  callar  a  tiempo.

 

  • En María está la demostración de que no todas las mujeres son necesariamente charlatanas.  Sólo siete frases suyas se conservan en el Evangelio.   María calló aún en casos en que parecía que debería haber hablado.   Por ejemplo,  en  las  dudas  de  San  José.   Quizás  callaba porque esperaba que Dios que había empezado el milagro lo llevaría  a  cabo  completamente  y  aclararía  todo.  Además una de las claves de la ascética o dominio de sí mismo es no excusarse  ante  los  demás.  María calló cuando podría excusarse ante José.   También  Jesús ante  Pilatos no se excusaba ni buscaba defensas Jesús no se dedicaba a dar respuestas a simples mentiras o sospechas .

 

  • Siete frases dijo Jesús en la Cruz,  y  siete  frases  de  María  narran  los Evangelios.  Pero con intervalos inmensos entre algunas frases y otras.  Desde la cuarta frase de María hasta la quinta,  pasan doce años.  (Desde que dijo  al  visitar  a  Isabel:   «El Señor hizo  en  Mí  maravillas,  gloria al Señor», hasta que le dijo al Niño Jesús hallado en el templo:  «¿Por  qué  nos  has  hecho  esto?». Entre   la  quinta  frase de la Virgen  y  la  sexta  pasan 18  años.  (Entre:  «Tu  padre  y  yo  angustiados  te  buscábamos» y «No tienen vino»). Es  muy probable que en su humildad María haya pedido a los evangelistas que no hablaran de Ella  o lo hicieran lo menos posible,  como parece comprobarse con el silencio de San Juan, que la nombra tan pocas veces,  siendo como era el encargado de hacer las veces de hijo para con Ella.   Como Juan Bautista,  María deseaba que Cristo creciera ante la admiración y amor de sus discípulos  y  que Ella permaneciera en el silencio y obscuridad.  Y como el salmista repetía;  «No  a  nosotros   Señor  da  la  gloria,  sino  a  tu  santo  nombre» (Salmo 114) Y se ha cumplido en Ella,  la promesa de su hijo «Quien  se  humilla  será  enaltecido».


María  sabía  muy  bien  que:

 

  • «Cuando aparece el sol ya no hace falta que aparezca la luna». Desde el milagro  de Caná  ya no se vuelve a oír a la Virgen.  Cuando el Hijo de Dios habla,  Ella lo honra con su silencio.  Mientras más callen las criaturas más nítida se logrará oír la voz del CREADOR.  La Madre con su silencio quiere darle más realce a los mensajes de su Hijo.

 

  • ¿ Y por qué sigue tan silenciosa María?  Porque cuanto más se habla con el Creador más silenciosa  se vuelve la criatura.  Cuando se han oído las bellezas de los Mensajes Celestiales ya no se necesita llenar de rumores la tierra.  Cuánto más silencioso fuéramos nosotros,  si dedicáramos más tiempo y esfuerzo a leer y meditar los Misterios de Dios!

 

  • EL AMOR Y LA CONTEMPLACIÓN PRODUCEN SILENCIO.   Y María fue Custodia y Guardiana del Amor:  por nueve meses en su vientre y por 30 años en su hogar de Nazaret.  Por 33 años contempla al que es la esperanza del mundo.  ¿Qué contemplaría  Nuestra Señora en los ojitos del Niño Jesús?  El Paraíso mismo, la inocencia personificada!  Jugar con las manos del que creó el universo!  Besar los labios del Niño que un día pronunciaría los mejores sermones del mundo y que con unas pocas palabras produciría milagros impresionantes!  Lavar y calzar los pies que un día serían atravesados por los clavos para pagar las deudas de todos los pecadores… Y  ENTRE  MARÍA Y  JESÚS,  ENTRE  EL  CREADOR  Y  LA  CRIATURA  SE  ENTABLA  EL  SILENCIO.

 

  • María calla,  porque   QUIEN  SE  ALABA  A  SÍ  MISMO  PIERDE  LA  ALEGRÍA  DE  SER  ALABADO  POR  DIOS  Y  POR  LOS  DEMÁS.  Al hacerse  uno  la  propia  biografía,  se pierde la que otros le iban a redactar.  El corazón humano siente inclinación a poner palabras en los que no hablan.  El silencio obliga a los admiradores a hablar.  El silencio de los bosques invita a los poetas a cantarles.  El silencio de una rosa,  de un niño dormido,  de un monje en contemplación,  inspiran  alabanza,  aprecio  y  admiración.

El silencio de María despierta en nosotros,  admiración  y  anhelos  de imitarla en tan preciosa cualidad.  Ella  sí que  ha cumplido  el consejo  del  profeta.  «Sean pocas tus  palabras»   (Eclesiastés) 5, 1).

 

OH  MARÍA,  REINA  DEL  SILENCIO:   ENSEÑANOS  A  CALLAR.  AMEN.

 

Nuestra Señora de la  «Aparecida»  del Bracil

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Fuente: P.Elíecere Salesman

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