8 De Septiembre Cumpleaños de la Santísima Virgen María:
Esta semana es el cumpleaños de la Virgen. Pensemos, pues, en un bonito regalo para hacerle a nuestra Madre. Quizá una buena confesión, el perdón a un enemigo, más tiempo dedicado a la oración o una limosna para ayudar a alguien que está sufriendo. Ella se merece todo lo que le demos y para nosotros es una gran satisfacción poner en su rostro una sonrisa.
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Consideremos, cómo María ha triunfado valientemente del
mundo, de la carne y de sí misma, en su Santa Natividad;
pues esta gloriosa Señora nos ha sido propuesta como un
espejo y compendio de la perfección cristiana, que debemos
imitar.
POR LO QUE TOCA A LA ABNEGACIÓN O DESPRENDIMIENTO
DEL MUNDO, María ha hecho la renuncia más completa y
perfecta que de él se pueda hacer.
Debemos entender por «el mundo» a todos aquellos que
tienen una ficción desarreglada a los bienes, preferencias,
propia estima y semejantes insignificancias por las que
corren todos los mundanos, haciéndose idólatras de ellas.
En verdad, que no podremos saber cómo ha sucedido que
el mundo, o mejor dicho, la vanidad mundana, haya entrado
por afecto, de tal modo, en el corazón del hombre, que éste
se ha convertido en mundo, y el mundo se ha convertido en
hombre. ¡Oh! cuan difícil cosa es, desprenderse bien del
mundo! Ordinariamente nuestros afectos están de tal
manera sumergidos y comprometidos en el mundo, y
nuestro corazón tan aficionado a él, que se necesita un gran
cuidado para apartarlo enteramente de allí.
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Pero la Santísima Virgen ¡qué admirable ha hecho esa renuncia
en su SANTA NATIVIDAD! Acérquense a su sagrada cuna,
consideren lo que Ella hace, y verán que practica todas las
virtudes de una manera notable. Interroguen a los Ángeles,
a los Querubines y a los Serafines; pregúntenles si ellos
igualan a esa pequeña Niña, y les responderán que Ella les
supera infinitamente en virtud, gracias y méritos. Véanlos
al derredor de su sagrada cuna; miren cómo todos,
maravillados de su gran hermosura y de su raras
dicen aquellas palabras del Cantar de los Cantares:
¿Quién es ésta que sube del desierto, como una
vara de humo, perfumada de mirra, de incienso
y de toda clase de perfumes muy aromáticos? (Cant 3,6).
y considerándola más de cerca, arrebatados de
admiración y de sorpresa dicen: ¿Quién es ésta,
que camina como la aurora al levantarse, hermosa
como la luna, escogida como el sol, terrible como
un ejército en orden de batalla?»
Esta Niña aún no está glorificada, pero ya la Gloria le
está prometida: Ella la aguarda, no en esperanza,
como nosotros, sino en seguridad. Y así los Espíritus
Celestiales, sorprendidos y admirados, van prosiguen
do en decir sus alabanzas.
Y sin embargo, esta Santísima Virgen, permanece en
su cuna, practicando todas las virtudes, y de una
manera muy admirable, la de las renuncias del mundo.
¡Considérenla bien, en medio de esos aplausos,
alabanzas y exaltaciones Angélicas! Miren cómo , no
obstante todo eso, Ella se mantiene humilde, queriendo
presentarse pequeña niña como las demás, a pesar de
que tuvo el uso perfecto de la razón desde el instante
mismo de su Inmaculada Concepción.
¿Quién no se admirará, pues, de verla en su cuna, tan
colmada de gracias, con el uso perfecto de la razón,
capaz de conocimiento y de amor, discurriendo y
adhiriéndose, queriendo ser tenida como pequeña
Niña, asemejándose en todo a las demás, de un modo
tan encubierto, que de nadie eran conocidas las gracias
que en Ella habitaban.