¿Qué significa el escapulario de la Virgen del Carmen?


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El Escapulario es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María. Nos lo dio La Santísima Virgen. Se lo entregó al General de la Orden del Carmen; San Simón Stock, según la tradición, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».

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Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen».


Privilegio sabatino

 


También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.


Resumen de las promesas

1. Morir en gracia de Dios.

2. Salir del Purgatorio lo antes posible.


 

«EL ESCAPULARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN»

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El origen del escapulario remonta hace muchos siglos. Era de uso

normal como un tipo de delantal para cocinar y proteger la ropa de la suciedad.

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Se hacía dos piezas de tela que extendían desde los hombros (el hueso del

hombro: «escápula» – desde allí su nombre) adelante sobre el pecho hasta más

allá de las rodillas, y atrás por la espalda igualmente pasando las rodillas.

Con la fundación de las grandes órdenes religiosas, algunas adoptaron

al escapulario como parte del hábito religioso, capaz por razones prácticas de

higiene. Así la existencia de distintos colores de escapulario de acuerdo a la

orden religiosa.

La Orden Carmelita nace en el Monte Carmelo

en Palestina, cerca de la ciudad moderna de Haifa a

finales del siglo 12. “Carmelo” en Hebreo significa

“Jardín”, porque efectivamente, era como un oasis

verde en medio de un desierto seco. El gran profeta

ELÍAS, según el Libro de Reyes (cap. 17 ss). En el

Antiguo Testamento, vivió allí. Era un hombre de fe

firme y valiente que supo defender el culto verdadero

de Yavé frente a los que querían desviar al pueblo de Israel detrás de dioses

falsos.


Los primeros Carmelitas eran ex-militares que decidieron abandonar las armas por una vida de oración y trabajo manual, meditación y servicio a los peregrinos a la Tierra Santa. Ellos perdieron la confianza en las Cruzadas que habían decaído en una inmoralidad terrible. Se retiraron al Monte Carmelo, por la fama que tenía del Profeta Elías, por la belleza del lugar, cerca del pozo «de Elías» donde construyeron sus celdas o habitaciones al rededor de una pequeña capilla dedicada a la Virgen Santísima.


Llegaron a ser conocidos como «Los Hermanos (no eran sacerdotes) de la Virgen María (por la capilla) del Monte Carmelo (el lugar), o los “Carmelitas”.


Bajo la protección de la Virgen María, en cuyo servicio se habían consagrado,  siguieron su vida de fe, testimonio, y amor a Cristo. María como Madre del lugar y Protectora, era su ejemplo para imitar en el camino cristiano. Eran sus hermanos, hijos, servidores, confiados en su protección y cuidado.


En el año 1235, los Moros lograron invadir de nuevo la Tierra

Santa y forzaron a los cristianos a huir de esas tierras o sufrir la muerte.

Entre ellos, los Hermanos Carmelitas tuvieron que huir a Europa.

Algunos fueron a Italia, Sicilia, Francia, e Inglaterra.

En Inglaterra, el Prior General San Simón Stock, encontró un

ambiente negativo a la llegada de los Carmelitas. Muchos pensaron que

su vida era extraña y que no debían existir. Cuando él vio la Orden en

peligro, acudió a la patrona y protectora, la Virgen Santísima pidiendo su

ayuda.

El día 16 de julio de 1251, San Simón rezó la ahora famosa Oración del «Flos Carmeli» suplicando a nuestra Madre Santísima suprotección sobre sus hermanos:


“Flor del Carmelo,

Viña florida, aureola del cielo, Virgen

fecunda de modo singular. ¡Oh Madre tierna, siempre

Virgen! Protege a los Carmelitas, Estrella del Mar.

Amén».

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Durante esta oración, se le apareció la Virgen Santísima, rodeada de ángeles. Le entregó a San Simón el escapulario marrón que tenía en sus manos y le dijo:


«Recibe, hijo mío, muy amado, este escapulario de tu Orden, señal de mi amor,

privilegio para ti y para todos los Carmelitas. He aquí una señal de salud, salvación en los peligros, alianza de paz y unión de amor».



Después de esta aparición, San Simón llamó a todos los frailes y explicó lo que sucedió. Añadieron el escapulario al hábito, y empezaron a difundir la devoción del escapulario de la Virgen por todas partes. Mucha gente vino a los Carmelitas pidiendo llevar  el escapulario,  para  poder  gozar  de la protección especial de la Virgen.


Se adaptó el escapulario grande del hábito a un tamaño mucho más chico. Así nació el escapulario pequeño que llevamos hoy debajo de la ropa: dos cuadros chicos unidos por dos cintas marrones. Cubre el corazón como signo de amor a María y la espalda, como signo de su constante protección.

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El Escapulario del Carmen es un signo de devoción a María, nuestra Madre y es símbolo de nuestra consagración a ella. Por el escapulario, nos identificamos con la gran familia carmelitana, en la esperanza de la protección amorosa que María prometió a  San  Simón  Stock hace tantos siglos.  Así somos hijos de María, y nos comprometemos a vivir como vivió María,    CONOCERLA, AMARLA, y  SEGUIRLE en el camino de su Hijo Jesús.

La mejor forma de amar a María Santísima es IMITARLE, vivir como ella.



El Escapulario del Carmen nunca debe ser un amuleto de

superstición,  sino un signo de mi amor a María, y su amor y

protección hacia mí.

El escapulario marrón de tela, o la medalla

escapulario (un lado la Virgen del Carmen, y el otro lado el

Sagrado Corazón de Jesús) que lo puede remplazar, proclama mi

fe en Cristo por medio de mi amor a su Madre quien fue la

perfecta discípula o seguidora de su Hijo.



«Que mi escapulario me acompañe siempre. Que en él vea

siempre a mi Madre que me ama. Que al besarlo lo haga con

amor de hijo y con promesa de amarle más y servirle mejor. Que

su recuerdo sobre mi pecho me anime a serle más fiel a Cristo y a

Ella. Que vea en mi escapulario grabadas todas las virtudes que

Ella me enseña. Que su constante

presencia sobre mi corazón me ayude a mostrarle mi amor evitando el pecado. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de Ella y jamás alejarme de su Hijo nuestro señor Jesucristo».



Bajo tu amparo y protección nos acogemos Santa Madre

de Dios, Madre del Carmen. No desprecies las oraciones que te

dirigimos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de todo

peligro y de todo mal. Oh Virgen gloriosa y bendita, Madre y

Reina del Carmelo, Esperanza de los Carmelitas, Ornamento y

Flor del Carmelo. Amén.


¡DULCE MADRE DEL CARMELO, SÉ TÚ MI AMPARO Y CONSUELO!


2 respuestas a “¿Qué significa el escapulario de la Virgen del Carmen?”

  1. Como devota de NUESTRA señora del CARMEN, esta publicación, es de suma importancia para propagar su devoción, ya que estamos organizando su festividad y homenaje para el dia Domingo 20 de julio , en Turmero municipio Santiago Mariño Edo. Aragua Venezuela,Capilla de Humildad y Paciencia.

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